julio 03, 2015

De Yadiel Hernández y otras deserciones


No es un secreto para ningún matancero que la 55 Serie Nacional de Béisbol, aun sin comenzar, ya ha perdido muchos de su atractivos tras las innumerables caras que faltarán en el roster de los Cocodrilos. El Clásico de Cuba, que iniciará el cercano 29 de agosto, se ha desangrado deserción tras deserción y no serán los Rojos de Matanzas los únicos “desaliñados” que jugarán sobre el diamante la próxima campaña.

El último de estos lamentables sucesos lo protagonizó Yadiel Hernández en Estados Unidos. Según informó la prensa nacional, el cuarto bate yumurino, quien en seis series promediaba .324, con 62 jonrones y un excelente OPS de .939, abandonó al equipo Cuba sin enfrentar a los universitarios estadounidenses en el tradicional tope entre ambas novenas. Quizás mientras estas líneas circulen por el proceso editorial se habrán producido otros abandonos.


Una realidad no puede ser negada: Matanzas ya ha sufrido en demasía. Los fanáticos de la provincia, llevaban mucho tiempo añorando regresar a planos estelares en el béisbol nacional, y en estos momentos tendremos que resignarnos a recordar los triunfos de Henequeneros y Citricultores, décadas atrás. Ya que, alejando el pesimismo y sin ánimo de arrojar leña al fuego sobre la capacidad del colectivo de dirección para alcanzar el triunfo, una victoria en estas condiciones no tendrá el mismo sabor. Matanzas está desnuda. De un equipo de ensueño, con amplias posibilidades para triunfar, nos hemos quedado en medio del río, remando contracorriente y esperando que ningún otro marinero abandone el bote.

Ya nadie recuerda a Yadil Mujica, Yoanni Negrín o a Albertico Martínez. Ni esperan ya nada de José Miguel, Herrera, Moreira, Heredia, Duque o Cionelito, quienes en su momento formaron parte de un equipo histórico y partieron en busca de otro sueño.

Y es que resulta imposible competir, en las condiciones actuales, contra los millones de dólares que se mueven para promover la deserción de los atletas cubanos. Un fenómeno que no es privativo del béisbol -o del voleibol-, y que afecta a muchos de nuestros mejores talentos. Las cifras hablan por sí mismas: el último año abandonaron la Isla con la esperanza de fichar en las Grandes Ligas 83 beisbolistas, sumando a Yadiel.

Respecto al tema, Heriberto Suárez, director del béisbol en la Isla, aseguró la semana pasada en la Mesa Redonda que la Federación cubana está abierta a todas las opciones de negociación para que peloteros cubanos puedan jugar en los equipos y Ligas interesados en sus servicios, sin lacerar su dignidad y nuestros principios, “pero nosotros no somos los que ponemos los obstáculos, son otros”, en clara alusión a las restricciones del bloqueo que EE.UU pone a la Major League Baseball (MLB), y por consiguiente a las Ligas beisboleras del Caribe, para contar con los servicios de los atletas de Cuba.

En ese sentido, tras el proceso de restablecimiento de relaciones entre la Isla y nuestro vecino del Norte, todos esperamos un acercamiento importante entre la MLB y la Federación cubana con vistas a desarrollar la inclusión de nuestros atletas en el mejor béisbol del mundo, sin necesidad de sufrir estas dolorosas experiencias.

Y es que, más allá de las medidas aprobadas por el INDER y la Comisión Nacional de Béisbol para contratar atletas en otras ligas, las significativas mejoras en el salario y las condiciones, se necesitan otras alternativas para impedir que nuestra Serie Nacional se convierta en un “pitén” sin categoría.

Entre ellas, la tan esperada reestructuración de equipos, donde se concentre la calidad y el espectáculo. La reducción del calendario competitivo, que evite paradas innecesarias y permita asimismo la inserción en otros torneos. De igual manera, se debe potenciar el desarrollo del Campeonato Sub-23 que por estos días se celebra y donde hay peloteros con muchas potencialidades, así como mejorar cada vez más la atención a la base, para formar talentos y el tan necesario relevo.

Además, queda pendiente otro tema espinoso para la Federación: la inclusión en el equipo Cuba, rumbo a futuros torneos, de las muchas estrellas que hoy viven un idilio con las Grandes Ligas, donde triunfan astros de la talla de José Dariel Abreu, Yasiel Puig, Aroldis Chapman, Alexei Ramírez o Yoenis Céspedes. Una realidad que no puede hoy ser ocultada, y que mantiene en vilo a los muchos amantes de la pelota tras la actualización semanal del famoso “paquete” y los miles de matanceros que hoy acceden a Internet.

Todas estas circunstancias conspiran contra el béisbol, que en Cuba es una añeja tradición y un verdadero espectáculo nacional. El contexto y las condiciones –tanto políticas como socioeconómicas- no son las mismas que años atrás. El valor de un atleta está más allá de números en un cheque, es identidad y patrimonio, es un trozo de Cuba que juega a la pelota. En sus manos y en las alternativas que creemos, está evitar el demonio de la deserción.

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