El hambre es, sin dudas, uno de los grandes problemas globales, y uno de los retos mayúsculos de la Agenda 2030. De acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés), alrededor de 795 millones de personas en el mundo no tienen suficientes alimentos para llevar una vida saludable y activa —eso es casi uno de cada nueve personas en la tierra—, y la gran mayoría de ellas viven en países en desarrollo, donde el 12.9% de la población presenta desnutrición.
En uno de sus informes, el WFP, destaca que la nutrición deficiente es la causa de casi la mitad de las muertes en niños menores de cinco y uno de cada seis niños —aproximadamente 100 millones— en los países en desarrollo presentan peso inferior al normal y uno de cada cuatro de los niños en el mundo padece de retraso en el crecimiento. En los países en desarrollo la proporción puede elevarse a uno de cada tres.
En uno de sus informes, el WFP, destaca que la nutrición deficiente es la causa de casi la mitad de las muertes en niños menores de cinco y uno de cada seis niños —aproximadamente 100 millones— en los países en desarrollo presentan peso inferior al normal y uno de cada cuatro de los niños en el mundo padece de retraso en el crecimiento. En los países en desarrollo la proporción puede elevarse a uno de cada tres.