“Me gustaría eliminar a todos los sexistas, racistas y homófobos de nuestro público. Sé que están ahí, y eso me fastidia.”
Kurt Cobain
Detesto a los radicales, a
los “cuadrados”, a los que se creen su verdad a ultranza, y causan daño. Detesto
a los autosuficientes y a los egoístas, y por si fuera poco, detesto a los extremistas, a los homófobos, a los sexistas.
Por estos días la humana cuestión
de la homosexualidad y sus temáticas afines renace en los ámbitos mediáticos a causa
de la celebración, este 17 de mayo, de la IX Jornada Nacional de Lucha contra
la Homofobia y la Transfobia, de la cual Matanzas será sede de las actividades
centrales.
Pero, aun hoy, más allá de los
vacíos legales que aún persisten, la natural idiosincrasia machista del cubano y
las débiles propuestas de los medios de comunicación, -que a ratos invisibilizan
y otras, agobian- la homosexualidad ya no es vergüenza del pasado, ni secreto
celoso. Para much@s -quienes la asumen con total orgullo-, es identidad y entereza,
es moralidad y rectitud…es su derecho, y como tal, debemos respetarlo.
Pronto hará 26 años desde que
la homosexualidad fue eliminada del registro de enfermedades mentales de la Organización
Mundial de la Salud. Este hito, antecedido de injusticias mayúsculas y de duras
disputas en pos del reconocimiento, marcó un punto de inflexión en la lucha mundial
contra la homofobia y un avance en el respeto de todas las personas, sin
distinciones por su orientación sexual.
Pero, a pesar de este
progreso, todavía quedan reductos donde la homofobia persiste. El espacio laboral,
la familia, la legalidad y sus normas, la moral, las políticas culturales, aún
no se desprenden de viejos hábitos y cánones obsoletos, privando a estas
personas de expresar en su totalidad su identidad y cualidades.
Sería válido respondernos
algunas preguntas: ¿Conocemos cuándo estamos frente a una actitud homofóbica o
transfóbica en un centro laboral? ¿De qué forma el Código de Trabajo resguarda el
derecho de los trabajadores ante la discriminación? ¿Cómo hace la familia para
hacer valer el derecho de cada persona a la libre orientación sexual e
identidad de género en el propio seno del hogar? ¿Cuáles son los problemas más
frecuentes que afrontan las lesbianas, gais, bisexuales y transexuales en la
sociedad cubana? ¿Por qué las políticas culturales, los medios de comunicación
y la sociedad civil lucen a ratos “desmemoriados” ante estos temas?
En tal sentido, esta IX
Jornada que se avecina, según declaraciones de Mariela Castro Espín, directora
del Centro Nacional de Educación Sexual, se propone cambiar conciencias y
actitudes de las personas que rechazan a quienes poseen una orientación sexual
o identidad de género no heteronormativas. Para ello, mediante conferencias, talleres y
paneles, donde se abordarán temáticas relacionadas con el activismo y las
políticas públicas, los derechos sexuales y reproductivos, los debates
jurídicos en relación con la orientación sexual e identidad de género, se
tratará de producir un cambio en los procesos de transformación social.
Sin dudas, la cuestión no es
fácil. Y menos en este trozo de tierra en el Caribe, que se ha vanagloriado por
décadas de la lindura corporal de sus mulatas y la capacidad amatoria de sus
muchachos. Veremos, años por delante, que otra rara cualidad será sinónimo de
cubano, ¿te unes?
*Aclaro que con este post, no declaro ser homosexual. Aquí solo pretendo apoyar lo que considero un derecho humano: el respeto y reconocimiento de cada persona a escoger su orientación sexual...
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