Ileana y Sonia quizás
ya no recuerden a su padre. Posiblemente una lejana remembranza florezca, acompañada
de sonrisas e infantiles juegos, cargadas sobre unos brazos fuertes y curtidos.
A su papá, Lázaro González Fagundo, lo mataron en la flor de la vida, cuando la
Revolución era tan joven como él, y Cuba sobrevivía a los convulsos momentos
del ataque mercenario de Girón y la Crisis de Octubre.
Guajiro de pura cepa,
Lázaro nació el 17 de diciembre de 1935, en la finca San Juan, en Agramonte,
Jagüey Grande, en una familia tan pobre como numerosa. Tal vez por esa causa,
Lazarito desde temprana edad tuvo que enfrentar los rigores del surco, del sol
y del trabajo. Tal vez por esa causa, forjó su recio carácter, su habitual
serenidad y reserva, capaces de convertirlo en esa temprana edad en colaborador
del Movimiento 26 de Julio. Con solo 15 años vendía bonos, distribuía
propaganda y realizaba otras peligrosas acciones.
Con el triunfo de la
Revolución, en enero de 1959, un mar de oportunidades se anunció para Lázaro,
al igual que para muchos jóvenes de Cuba, que padecían sobre sus hombros el
peso de la explotación. Comenzó a trabajar en el vivero de Jagüey Grande, gracias
a su experiencia en las labores agrícolas. Allí se incorpora a un aula de
obreros y campesinos y obtuvo el nivel de 6to grado. En 1960 pasa a trabajar en
la disecación de la Ciénaga de Zapata y en la construcción de la carretera y en
1961 obtiene una plaza de chofer de lanchas del nuevo centro turístico Guamá.
Pero su impronta
deviene por su actividad revolucionaria, por su apoyo denodado a la sociedad
que se construía, por su actitud y entereza. El joven Lázaro fue miembro del
Batallón 225 que subió las lomas del Escambray a limpiarlas de bandidos,
participó en los combates de playa Girón y se integró activamente a la Unión de
Jóvenes Comunistas, a las Milicias Nacionales Revolucionarias y a los Comités
de Defensa de la Revolución (CDR).
Precisamente en los
CDR su actividad fue reflejo de su naturaleza. Desde que se constituye la
organización comienza a trabajar en ella junto a otros compañeros y es seleccionado
como el primer presidente del CDR No.1 César Modesto Rodríguez Alayón de la Zona
No.2 en su natal Jagüey Grande.
Entonces contribuía
con la propaganda y obraba como uno de los encargados de la proyección de películas
a diferentes barrios de campo, entretenimiento que se utilizaba para trasladar
cultura y conocimiento a los empobrecidos y analfabetos pobladores de esos
bateyes, y para calmar los ánimos de las masas ante los constantes ataques de
alzados, actos terroristas y acciones contrarrevolucionarias.
El 30 de noviembre de
1962 ocurrió la fatalidad que apartó a Ileana y Sonia de su padre. Rumbo a
Quemado Grande, Lázaro y otros compañeros, pertenecientes a las Organizaciones
Revolucionarias Integradas, fueron víctimas de una ráfaga de ametralladora. Dos
proyectiles, uno en su hombro, que le atravesó la espalda, y otro en la ingle,
segaron la vida del joven de 27 años.
Lázaro González
Fagundo, el primer mártir de los CDR, es símbolo y estandarte de la juventud
cubana. Es preclaro ejemplo de revolucionario. Es otro héroe cubano, de esos
que brotan en las calles, de las entrañas de esta Isla, caído en la lucha por
nuestra plena independencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario