diciembre 01, 2016

Luis Octavio Hernández: El más inmenso de los segundos

¿Cuántas veces viste a Fidel?...Una voz consternada respondió desde el otro lado del teléfono y aceptó mi petición de entrevista. 
Una invitación obligatoria, porque Luis Octavio Hernández Rodríguez, reconocido artesano de la ciudad de Matanzas, guarda como recuerdos sagrados las vivencias con el guerrillero del tiempo, el paladín de los oprimidos.
Dialogamos allí en la sala de su casa, donde una imagen de Fidel, que Antonio Guerrero gestó en la prisión, resulta imposible de ignorar. "Fue un regalo de Toni para mí, sin dudas una joya". Luego explica los detalles de la obra para después retornar a la esencia de la conversación: Fidel.
“Él está presente en la vida de todos los cubanos. Ningún cubano olvida el instante en el que compartió con Fidel. Mientras yo participaba en la peregrinación para rendirle tributo, recibí una llamada de mi tía política. Ella encontró entre los documentos de mi tío un periódico Girón que contaba las experiencias de él en un encuentro con Fidel. Mi tío murió hace menos de un mes, se jubiló en el sector de la construcción, pero fue combatiente de la clandestinidad y oficial del Minint.

Fidel también ha estado presente en el recuerdo de mi familia desde hace muchos años. Existe una historia que escuchado mil veces de boca de mi mamá: Poco años después del triunfo revolucionario, mis padres se encontraban casualmente en Bacunayagua y allí estaba el Comandante, quien preguntó a mi madre si tenía hijos y ella respondió que sí. Luego, él le pidió opinión sobre la distribución de juguetes a los niños, un mecanismo existente en el país durante mi época de infante”.
Como si Fidel deseara acompañarlo en cada etapa de su formación, Luis Octavio Hernández, quien presidió la filial provincial de Artesanos y Artistas de Cuba desde 2001 hasta 2012, explica que sus tres momentos con el Comandante ocurrieron durante la niñez, juventud y adultez.
“Mi oportunidad de verlo más de cerca fue cuando niño. Por esos días los matanceros vivían la experiencia de la implementación del Poder Popular. Mis amiguitos del barrio y yo, corríamos por la calle de Manzaneda para ver a Fidel en Milanés y seguir con él hasta el parque de La Libertad.
Durante los años 80 pude también estar a su lado, cuando se inauguraba un campamento para constructores en Varadero. Allí conversó con los trabajadores. Preguntó sí había mosquitos, los horarios de trabajo y sobre la alimentación. Entonces, observé su preocupación por los obreros, su vínculo directo con el pueblo”.
Sin embargo, el recuerdo que me marcará toda la vida fue el de verlo durante la clausura del VII Congreso del Partido. Me emocionó apreciarlo entrar caminando, andar firme, con esa fuerza que no aparentaba ser la de un hombre de casi 90 años”.
¿Cuando escuchó a Fidel dirigirse a los diputados del Congreso, cómo interpretó sus palabras?, dije a Luis Octavio. En las otras respuestas ya había rozado la pregunta, pero esta vez el movimiento de sus manos cambió para delatarnos ese desconsuelo que por estos días habita en cada cubano.
“Para mí fue una despedida de un hombre que hizo mucho por su pueblo y que se va seguro de que sembró la semilla, la misma semilla que sembró José Martí. Ellos son la cimiente de nuestra patria. Creo también que Fidel nos convidó a continuar su legado y pensamiento. Nos comunicó que confía en que el pueblo cubano vencerá y nos llamó a seguir en marcha indetenible como Gómez y Martí. Hoy el pueblo cumple esa idea con creces. Porque hay recogimiento en el pueblo, hay luto, pero hay confianza.
A veces se habla de forma negativa sobre las nuevas generaciones, pero los jóvenes, a su forma y con las características de su tiempo, son tan fidelistas o más fidelistas que nosotros. Nuestra Cuba es muy fidelista. Cada cubano tiene en lo más sagrado de su memoria el momento, el instante, el día, el segundo que estuvo al lado de Fidel. Y ese segundo para cualquier cubano es inmenso”. (Tomado del blog Quinquenio de Luz)

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