junio 27, 2014

Esfuerzos compartidos, contaminación y guerras por agua

Un reciente informe publicado por el Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos (WWAP, por sus siglas en inglés), adscrito a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) señala que a menos que se realice un esfuerzo a escala mundial para mejorar la comprensión y los conocimientos sobre los recursos hídricos del planeta, su gestión en el futuro se enfrentará a una incertidumbre y riesgo aún mayores.
La escasez de agua es una realidad para millones de personas en el mundo
La escasez de agua es una realidad para millones de personas en el mundo
Varios datos reflejan, en el marco de la celebración del Día Mundial del Agua, en esta ocasión dedicado a la necesaria vinculación entre el Agua y la Energía, que su utilización y aprovechamiento está cada vez más lejos de alcanzar estándares de calidad que favorezcan el desarrollo y la salud del hombre.

El estudio del WWAP consultado indica que si esta tendencia negativa continúa, para el año 2015 más de 2 mil 400 millones de personas alrededor del globo continuarán sin acceso a un saneamiento básico y a fuentes de agua potable de calidad.
En ese sentido, expertos de la Organización Mundial de la Salud exponen que cada día mueren más de 4 mil niños a causa de enfermedades diarreicas y que 44% de las mujeres de zonas rurales en África emplean 30 minutos o más para recolectar un solo cubo de agua con el fin de satisfacer las necesidades de sus familias.
En nuestro país, gracias a la política de la Revolución Cubana, estos recursos, así como su almacenamiento, tratamiento y distribución han tenido una atención priorizada por parte del Estado.
En 1962 se creó el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos y se inició un sólido movimiento que construyó capacidades humanas e infraestructura que colocan a la Isla en muy buena posición para enfrentar los fenómenos de exceso (inundaciones, tormentas o ciclones) o falta de agua.
Si bien el tiempo de utilización de las conexiones y la falta de recursos para acometer mantenimientos efectivos en las líneas conspiran en la calidad de los servicios en muchas zonas del país, la situación no es tan alarmante.
Según datos obtenidos de la página Cubasolar, Cuba cuenta hoy con más de 240 presas y más de 730 embalses y dispone anualmente de 13,7 km cúbicos del líquido. Además, actualmente se ejecutan millonarias inversiones, tales como acueductos, conductoras y cuatro trasvases que represarán y conducirán las lluvias que se precipiten en los macizos montañosos del Escambray y Nipe-Sagua-Baracoa, ineludibles para el desarrollo agrícola de la mayor de las Antillas.
Por otra parte, la realidad mundial en cuanto al aprovechamiento y protección de las aguas, principalmente en las naciones en vías de desarrollo, no es la mejor. Los niveles de contaminación de ríos, lagos y mares se acrecientan diariamente y la privatización de la producción, tratamiento y distribución de estos recursos atentan contra el acceso y la calidad del agua que reciben millones de personas.
El control y calidad de los recursos hídricos es una tarea pendiente en muchas naciones en vías de desarrollo
El control y calidad de los recursos hídricos es una tarea pendiente en muchas naciones en vías de desarrollo
Según informaciones extraídas de un estudio realizado por el Centro Virtual de Información del Agua, cada día se arrojan 2 millones de toneladas de desechos humanos a los cursos de agua. También son significativos los niveles de residuos industriales, productos químicos, pesticidas y fertilizantes agrícolas que tienen como destino final los acuíferos.
Este indiscriminado vertimiento de sustancias nocivas no sólo daña la potencialidad de utilizar el líquido, sino a todo el ecosistema.
Mucho más alarmante resulta por estos días el pronóstico, ya anunciado por analistas políticos, empresarios y medios de prensa, de la posibilidad latente de que las guerras o amenazas de esta ya no sólo se darán por el petróleo, recursos naturales o intereses geopolíticos, sino por el agua.
Los análisis señalan que en un espacio no mayor a dos décadas los inconvenientes medioambientales, los efectos del cambio climático, la creciente desertificación y los bajos rendimientos agrícolas, así como la escasez y encarecimiento del agua y de los alimentos, supondrán un riesgo de desestabilización en regiones enteras. Muy malas noticias para un planeta hastiado ya de tensiones egoístas y sin sentido.

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